Todos hemos escuchado alguna vez esta teoría, pero ¿qué hay de cierto en ello?
Hoy vamos a encargarnos de “exprimirla” para descubrir si cuando tu madre te apremiaba para que terminases pronto el zumo, tenía o no razón.
Existe la creencia de que la vitamina C se pierde a gran velocidad una vez que se exprimen las naranjas, pero en realidad tarda mucho más de lo que se cree en «desaparecer» del zumo. En concreto, la vitamina C se mantiene perfectamente hasta 12 horas después de exprimir las naranjas y no se “evapora” al instante como creen algunas personas. Esta afirmación la realizaba el nutricionista Julio Basulto en la Revista Española de Nutrición Humana y Dietética, en la que decía que para que las vitaminas se reduzcan, hay que recurrir a condiciones extremas, como calentar el zumo a 120 °C. La doctora Patricia Murphy afirmó en la revista Journal of The American Dietetic Association que, aunque la vitamina C (ácido ascórbico) se oxida con rapidez si su zumo se deja a temperatura ambiente, la sustancia que se genera (ácido dehidroascórbico) sigue teniendo las mismas propiedades de la vitamina C.
Adrian Gombart, un discípulo del Nobel Linus Pauling defiende que suplementos que contienen vitaminas C y D a niveles elevados, son un medio seguro y efectivo para ayudar al sistema inmunológico a combatir el coronavirus que origina COVID-19. ya que “La vitamina C –subraya- tiene funciones en varios aspectos de la inmunidad y la producción de anticuerpos”.
Por si no estabas lo suficientemente convencido, deberías saber que, en el proceso de absorción de hierro, la vitamina C es la mejor aliada ya que ayuda a incorporar el hierro en nuestro organismo.
Parece que no tenemos excusa para no tomar zumos de cítricos. Pero tampoco tenemos por qué tener prisa para acabarlos.
Recuerda, puedes encontrar vitamina C en alimentos como pimientos, perejil, brócoli y cítricos (kiwi, fresas, limón, naranja…).